Agua y viento

Tras varios días de viento racheado y lluvia, los arroyos corren límpios y el suelo de los bajos del encinar aparece rebosante del líquido elemento. Bienvenidas siempre estas precipitaciones.

Garza real ( Ardea cinerea)

La mañana se ha despertado neblinosa y con una humedad importante en el aire. Y ahí estaba ella, amonada bajo la copa en busca de algo que llevarse al pico, en este caso, en el sembrado.

Segunda gran helada.

La segunda gran helada del invierno. Se veía venir, porque el termómetro se ha ido desplomando en los últimos días. Esta noche, la sierra ha estado bajo cero y así amanecían las plantas.

Buitre negro (Aegypius monachus)

Andan, por estos días, afianzando las parejas los buitres negros. En los vuelos de cortejo, no es difícil verlos desplazarse en paralelo. Pasan muchas horas en el aire estos gigantes, casi sin batir las alas. Cuando salen de los posaderos, los veremos dar algunos batidos profundos y rápidamente pasan a "vuelo de velero". Cuando vuela su silueta es impresionante por lo ancho y largo de sus alas, con la cola muy corta ligeramente acuñada, lo que le distingue del buitre leonado Gyps fulvus, aunque este detalle es difícilmente apreciable en el campo. Mucho mayor y de forma más rectangular que cualquier otra águila de la fauna europea, no existe posibilidad alguna de confusión. Cuando se remonta planeando y vemos su perfil de frente, su forma es completamente plana, aunque se le aprecian ligeramente levantadas las puntas de las primarias. Desde ahora hasta mediados o finales de febrero, en que pongan su único huevo ( si lo ponen) , las parejas se dedicarán a hacerse carantoñas y regalos, mientras van aportando leña para la renovación del nido.

Florece el almendro

Enero llegó, y con él la floración temprana del almendro. Enmedio de los viejos olivares que andan ahora desprendiéndose de muchas de sus ramas viejas, crecen en nuestras sierras multitud de almendros. Su floración blanca es un llamativo estallido rodeado del grisáceo general. Heraldo de la primavera, el almendro tendrá que sufrir los envites de los temporales de viento y agua que habrán de llegar como cada año, y que alfombrarán el suelo con sus hojas caídas.

A raiz de publicar una de las fotos de la nutria ayer mismo, he recibido algunos mensajes sobre la existencia de estos animales en la Sierra Norte. Debo aclarar, que no solo existen, sino que desde hace unos años, su número va en progresión. Esta especie, considerada rara en otra época entre nosotros, es ( ahora mismo) abundante y se puede localizar en muchos arroyos y pantanos de la sierra. Como os dije ayer, llevo siguiéndola desde hace unos 20 años y puedo asegurar, que la población con la que contamos actualmente, no ha existido ( al menos en esos últimos 20 años) nunca. Tengo pruebas fotográficas de restos, huellas, deyecciones y suficientes avistamientos anotados que pueden garantizar lo que estoy diciendo.

Lo conseguí.

Llevaba cerca de 20 años tratando de hacer una foto a la Nutria ( Lutra lutra). La había observado en infinidad de ocasiones, he seguido sus rastros: huellas, excrementos, restos de comida, la he aguardado cientos de veces, había visto incluso alguna muerta... pero no había podido fotografiarla en condiciones. Bueno, tampoco es que la foto sea para tirar cohetes, pero ahí está. Hace un par de días y de la forma más inusitada, rocambolesca y "suertuda", se puso delante del objetivo.

Día de Reyes.

Mañana luminosa la de este día 6 de enero. El campo es una auténtica fiesta y la sementera crece por momentos. Las agradables temperaturas de los últimos días hacen de cualquier paseo una auténtica delicia. Carboneros y herrerillos andan reclamando en los árboles, mientras cientos de estorninos sobrevuelan los barbechos y las majadas donde nomadean las ovejas. Los zorzales, andan por el olivar en busca de su sustento. También los buitres andan a lo suyo: se acerca el momento de comenzar con su dilatada crianza.

Esta mañana he salido temprano a dar una vuelta. El campo se resiente de la helada nocturna. El suelo está duro del hielo. A lo lejos se levantan columnas de humo: los cortijos preparan el desayuno de sus moradores. Y en plena caminata, espantamos un bando de palomas que andaban a lo suyo en el encinar. Junto a ellas, han salido un nutrido bando de estorninos que graneaban en el suelo.

De vuelta al tajo.

La serenidad del invierno se hace patente en imágenes como esta. A medidodía, la temperatura alcanza unos envidiables 11-12º que están haciendo que algunos árboles y plantas saquen sus brotes a relucir. en cambio las noches siguen siendo frías. En algunos puntos de la sierra, los charcos siguen congelados de un día para otro. Los pequeños seres que pueblan nuestros montes buscan el cobijo y emprenden cada amanecer la árdua tarea de buscar su diario sustento. Son tiempos duros, pero caminamos hacia la luz de la primavera.